Jorge Rayo: “Era sagrado que ni Gareca ni Cabañas me hicieran gol”

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El recién promovido como entrenador de arqueros del equipo profesional del Deportivo Cali, recordó la vez que Gareca, “me pisó la espalda, porque le saqué un balón”. Además, de su infancia, cuando llevaba mercados, vendía chance, y recolectaba maíz y soya para poder ir a entrenar.


Por: John Alegrías

Jorge Humberto Rayo Tenorio (30 de agosto de 1962), sostiene que durante largo tiempo estuvo a la espera de la oportunidad de dirigir en propiedad a los arqueros del primer equipo del Deportivo Cali, como cuando aguantó con infinita paciencia para que le concedieran la oportunidad de debutar en la primera categoría del fútbol colombiano, también con los ‘verdiblancos, siendo orientado por Vladimir Popović. Ahora, sucederá a Eduardo Niño, quien dimitió a su cargo, para sumarse al grupo de trabajo del técnico santandereano Jorge Luis Pinto, en la selección de los Emiratos Árabes Unidos.

“El día que debuté, perdimos 4-1 ante Caldas, me fue mal y además terminé en la clínica. Mi papá no me pudo ver porque a los ocho días falleció. Él se fue pensando que yo no era portero para el Deportivo Cali. Le dolió mucho, se emborrachó todo el tiempo, toda esa semana estuvo bebiendo y al final se murió en un accidente de tránsito. Murió y no pudo ver lo que yo fui. Fue muy duro. Me moriré con eso. Mi papá siempre borracho me decía que confiaba ciegamente en mí”, reveló Rayo en diálogo con De Grueso Calibre.

Rayo, se hizo merecedor del remoquete de ‘el antipenal’. Fue su especialidad, toda vez su intuición y preparación por horas, incluso, por fuera de los entrenamientos. Sus inicios los hizo en la satélite de Andrés Sanín del Deportivo Cali, desde donde fue promovido a las divisiones menores del cuadro ‘azucarero’, por gestión del dirigente Danilo Girón.

Ser preparador de arqueros del equipo profesional: “Lo recibí con mucha alegría. Hace tiempo venía esperando esa oportunidad, año tras año. Cuando llegó la hora fue igual como cuando iba a jugar mi primer partido. Sentía en un pasado miedo en enfrentar esa realidad, pero ahora tengo tranquilidad, porque cuento con la experiencia. Es algo bonito sentir miedo porque el día que lo pierda, dejaré de existir. Era saber que la noticia iba a llegar, y entender que debía aferrarme a mis conocimientos, para aplicarlos en el equipo profesional”.

Sorpresa por la asignación: “Sí, fue sorpresa. Era como saber que iba a pasar pero que no llegaba la noticia. Cuando pasó, me llaman desde la institución y ahí sí dije que era verdadero. Esperé la hora de la confirmación y quedé como condorito: exhorto”.

El camino transitado por Jorge Rayo para ser arquero: “Para llegar a ser jugador del Deportivo Cali, fue difícil. Yo vengo de El Cerrito y siendo de pueblo no conocía nada. Además, era peligroso. Salía al mediodía corriendo a coger el bus que costaba 75 pesos, lo cual era mucho porque mi papá ganaba el mínimo y no teníamos cómo. Fue complejo, veía la necesidad en mi casa y también, el esmero de mi viejo. Desde ahí noté lo complicado que iba a ser mi carrera. Luego tuve que llevar mercados y vender chances. Recolectar maíz y soya para poder entrenar”.

Vladimir Popović, el técnico que le dio la oportunidad: “Ese señor era un profesional. Inspiraba respeto. Era una persona estricta, manejaba varios idiomas. Era muy recto y nos enseñó el verdadero profesionalismo a nivel élite. Pudimos aprenderle a cómo pegarle a la pelota, fundamentación para ejecutar centros. Él vivía por el fútbol y vino acá a dejarnos esa sabiduría en lo físico, técnico y como persona. Él se dirigía a los jugadores de forma directa y era claro en sus conceptos”.

Referencia entre los arqueros de su época y los del presente: “El arquero de antes tenía una idea básica de lo que era nuestra posición. Conocíamos el puesto. Al arquero de ahora hay que darle mucha información, todo hay que decírselo y enseñárselo. En la época anterior el arquero venía con una idea, mientras que a los muchachos de ahora, la tecnología los dispersa, están en otro cuento. El portero debe tener una concentración enorme porque existe mucho contenido. A nosotros nos repetían una vez y ya lo asimilábamos. Ahora en la formación a los jóvenes se les repite mucho. Hay veces que no entienden. En cambio, cuando a nosotros el profesor Portela nos decía algo, lo captábamos de una y antes hacíamos de más”.

Las enseñanzas de Pedro Antonio Zape: “Le debo muchas cosas a Pedro. Me dio la satisfacción en un partido ante Bucaramanga escucharle decir a don Álex Gorayeb, que yo iba a ser su sucesor. Luego me enseñó a entrenar. Él fue quien me metió en este rollo. Le agradezco mucho”.

La distinción de ser arquero del Deportivo Cali: “Nosotros salimos de la cantera, pero nos tocó hacernos fuertes en otros equipos. Éramos figuras, pero también nos hacíamos goles. Cosa que en el Deportivo Cali no aceptan. Defendiendo la escuadra azucarera no podés cometer errores. Esa es la diferencia. El arquero del Cali tiene que ser cero errores. Y lo importante acá son los clásicos. Si te va bien contra América, la hinchada lo valora. Entrené toda mi vida pensando en siempre ganar los clásicos. Eso me marcó”.

David González, el actual portero titular del arco azucarero: “Siempre para mí David González, desde que lo tuve con 16 años, fue un jugador de proyección. Creo que David cumplió un ciclo en Medellín y ahora está acá dispuesto a ser una máquina, como me decía cuando lo conocí. Quiero que esté acá y llegue a ser un referente para mostrarlo en la cantera. Sé de su calidad y carrera”.

Culpabilidad de Eduardo Niño en la ausencia de porteros: “No me gusta opinar sobre los colegas porque además creo que Eduardo hizo las cosas como un profesional. Respeto esa parte. Hablé con él y fue gratificante saber que el nuevo proceso lo asume alguien de la casa. Ahora queda disfrutar y proponer nuevas ideas. Es difícil escuchar los conceptos de otras personas, solamente digo que quizá faltó un poco de más apoyo hacia los arqueros de la cantera”.

El mayor reto que se ponía como arquero: “Lo que nunca se me salía de la mente era el hecho de evitar que Gareca y Cabañas lograran marcarme un gol. En ese tiempo decía que esos delanteros no podían anotarme. Era tanta la rivalidad que, por ejemplo, a Gareca le saqué una pelota, le dio rabia y me pisó en la espalda. Era sagrado que ninguno de ellos me celebrara. Me podría hacer gol otro, el Pitufo de Ávila, pero menos ellos dos, porque cuando convertían, te festejaban y decían de todo en la cara. Entonces eso nunca podía suceder”.

La charla con su madre: “Después de tantos años y hace muy poco, mi mamá me dijo que sentía que yo no tenía mamá. Le pregunté que por qué, como así y me dijo que porque siempre me llamé Jorge Rayo. Entonces me dijo que yo era Jorge Humberto Rayo Tenorio. Eso me marcó y dije que cuando llegara al equipo profesional como entrenador iba a destacar su apellido porque ella se merece ese significado que no le di cuando jugaba”.

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