Alfredo Arias fue determinante cada vez que habló. Ahora el DT ‘Charrúa’, expresó la necesidad de volver a competencias. “Mejor poner por delante que esta actividad debe iniciar ya”.
Por: John Alegrías
Alfredo Carlos Arias llegó a vestirse como entrenador del Deportivo Cali en medio de una tormenta que tuvo su origen en un alargado territorio localizado al sur del continente, desde donde saltaban a la vista crudos señalamientos y frases sujetas de pedazos de papel que solo desprendían tinta en forma de rechazo hacia la campaña que había realizado como timonel de Universidad de Chile. No había titular o espacio en la prensa deportiva que se diera a la tarea de analizar el fugaz periodo del estratega uruguayo sin caer en oraciones funestas y resúmenes oscuros. Había que ‘darle palo’ sin clemencia. Llueva, truene o relampaguee. El plato de cada día en la nación austral fue áspero.
En el lado verdiblanco de Santiago de Cali, el clima tampoco era prometedor. No obstante, desde la dirigencia ‘azucarera’ se dieron a la firme tarea de encontrar un nombre que remplazara a Lucas Pusineri, y que además, mejorara sus rastros futbolísticos y potenciara la promoción hacia el primer equipo de los jugadores de las fuerzas básicas. Entendieron que difícilmente iba a ser suficiente con poner un candidato para luego librarse de responsabilidades. Debía ser algo más que tomar simplemente una decisión para calmar las aguas siempre alborotadas de un gobierno dirigencial ampliamente resistido, criticado y vilipendiado. Era “escoger la mejor opción”, como expresaba Marco Caicedo cuando al mismo tiempo recibía hojas de vida. Pasaron seis días arduos hasta cuando fue anunciado el uruguayo de forma oficial. El proceso de elegir nuevo técnico pareció casi que de ráfaga. ¿Cómo se produjo? ¿Qué sucedió? Los únicos en conocerlo son los involucrados (entrenador, dirigentes y asesores) pero, si de algo se puede estar seguro, fue del impacto causado por el robusto carácter del profesor charrúa.
Entrando mostró los taches. En su primera reunión habló respecto a la “detección de debilidades y fortalezas” en una plantilla de la cual hacía escasas horas había asumido el mando. Sin tartamudear luego confesó que el mejor refuerzo era “seguir con los que estaban”, constituyendo un mensaje directo para evitar las infaltables fugas que luego pudo ingerir y digerir. Y así, de seguido, fue determinante cada que habló. Con la medida de los suplentes, si su equipo jugó mal o no, ante Juan Carlos Osorio, etc. Ahora, en tiempos de pandemia, no iba a ser la excepción pues se refirió en modo interrogatorio a sobre qué iba primero entre el huevo y la gallina, haciendo una analogía respecto a quiénes eran los responsables para poner el huevo para permitir los entrenos (la gallina) del cual fue uno de los grandes reclamantes. Es su firmeza en cada opinión que suelta lo que lo distingue. En él se reproduce el “da siempre de qué hablar”. Reconoce que desde su posición tiene que tomar partido y en el bus de sus opiniones la dirección parece siempre estar sujeta con una mezcla de sensatez y valor. Además, todo en lo justo.
Este martes en rueda de prensa, las iluminarias volvieron a encenderse y, de nuevo, irrumpió la exposición fulgurante. Alfredo Arias contestó de forma rotunda. “Hay que empezar. Lo que puedan definir cuanto antes los directivos y gobernantes, y que nos permitan volver a la actividad, debemos aceptarlo. Debemos dejarnos de intereses. Que yo quiero esto o lo otro y mejor poner por delante que esta actividad debe iniciar ya. Apenas se pueda, reiniciar”.
Sobre el pensamiento de que a casi nadie (en especial a entrenadores) se le cruza por la cabeza que a finales de mes les bajen el pulgar, el DT azucarero respondió: “No concibo que el fútbol no regrese. No puede entrar en mi cabeza. Si me dijeras que viviéramos en un país en el cual el fútbol no tiene un arraigo popular o con la trascendencia que existe en Colombia, diría también que no lo concibo. Pero viviendo en Colombia, para mí sería un problema mayor. Que no vuelva el fútbol sería un problema mayor, en todos los aspectos. No voy a analizarlo ni socialmente ni en temas que deban hacerlo otros profesionales”.
En definitiva, y como recalcamos anteriormente, hace falta constatar el criterio que posee el director técnico del Deportivo Cali. Seguramente como todo entrenador, Alfredo Arias será evaluado por los resultados. Sin embargo, desde la perspectiva integral, hay que reconocer un tipo sagaz, conocedor, capaz de afrontar sin temor el mundo dibujado por los interrogantes que le realizan; metódico, calculador, apasionado y, sobre todo, reflexivo. Analítico. Incluso para quiénes lo rodean es sorprendente. “En tiempos de partido, llamaba en unas horas extrañas para entregar conceptos y perseguir el hecho de competir”. Lo consideran un ‘enfermo’, aunque a la vez sea un terapeuta de la retrospectiva.