Álvaro de Jesús Gómez, actualmente es asesor de la Liga de Fútbol del Meta, dirige diplomados y capacita entrenadores, porque “no me dan la oportunidad”, denunció en diálogo con DeGruesoCalibre.
Las mayores conquistas de Álvaro de Jesús Gómez han estado acompañadas de profundas decepciones. De la dulzura ha mutado ligeramente a la amargura. Tan celebrados han sido sus tres ascensos, con Centauros (2001), Cúcuta (2005) e Itagüí (2010) como sonadas las desvinculaciones de los citados equipos para las temporadas siguientes.
Tras la primera de las citadas gestas, se generó una amplia fisura que en la actualidad mantiene al entrenador antioqueño al margen de la actividad en la que ha demostrado ser competente, tanto que se le atribuye haber implementado en el balompié colombiano las rotaciones que hoy son consideradas como una novedad. La última experiencia del DT de 54 años (7 de octubre de 1954) fue el año anterior con el FAS de El Salvador.
Las rotaciones, las puso en práctica desde 1990
“No es fácil para quien no haya culturizado tácticamente a sus jugadores. Las rotaciones son de beneficio, hasta en posiciones. Las empecé a implementar desde el fútbol aficionado. Lo hacía como un mecanismo de acostumbramiento para los jugadores. Y luego de que llegué al fútbol profesional, en 1990 con el Deportes Quindío, lo hice como un arma estratégica de los partidos, para distraer a los rivales y generar que se perdieran las referencias de marca”.
En su primera experiencia, les dio la oportunidad a Córdoba y Bermúdez
“Los jugadores tenían que estar preparados siempre. En algún momento los podía poner a jugar en una posición que no era la habitual para la afición. Cuando llego a un equipo, lo primero que les digo a los jugadores, que es más fácil que ellos se adapten a mi filosofía de juego. En ese primer año en el Quindío, consolidé a Jorge Bermúdez en la profesional, al igual que a Óscar Córdoba y a muchos otros jugadores”.
También se le atribuye la implementación de otro tradicional sistema de juego
“Sé que esta profesión es de envidias, de celos y de manejos de ciertas cosas para beneficio de otros. Y hay quienes hemos sido afectados porque no conviene estar en una parte donde llegan otros que de pronto, por intereses económicos, pueden ser mejores. Hace poco alguien del fútbol me recordó que el primero en Colombia que empezó a trabajar el 4-4-2 fui yo con el Deportes Quindío en 1990; además, yo en los partidos, implemento dos o tres sistemas. En ese entonces, ese sistema lo invertí para que los hombres de punta jugaran por dentro y los 9 jugaran abiertos”.
Su metodología
“Desde los 14 años empecé a analizar el fútbol. Por eso estudié Educación Física, en la Universidad Pedagógica de Tunja. Me gradué en 1979. Hoy en día, me he dedicado a enseñar, porque no me dan la oportunidad de dirigir. La idea es que los nuevos entrenadores, sean de velocidad y no de resistencia. Y en la práctica me ha dado resultados… Con el Centauros fui campeón de la B, ascendimos y ocho días después, fuimos campeones de lo que hoy llaman la Copa Colombia. Esa final se la gané al Deportes Tolima. Por poco lo logro también con Itagüí, ascendimos en una final contra el Pasto, pero perdimos la final de la Copa contra el Cali”.
¿Por qué no le dan la oportunidad de dirigir?
Porque ha habido algunas diferencias en lo económico y en lo contractual con algunos clubes. Fui uno de los primeros que empecé a hacer respetar mis contratos. Por eso, cuando sueno para un equipo, aparecen tres o cuatro directivos que salen a decir que soy una persona agresiva. Cuando la realidad es que he reclamado mis derechos por ley, y los he ganado. Luego de que ascendí con Centauros, me dejaron de pagar durante cuatro meses, y los premios y demás… infortunadamente para ellos, mi contrato estaba muy claro y a los nueve meses me lo hicieron valer. Por eso. Siempre que me han contratado en un equipo dicen que me llevan pero contra la voluntad de ese directivo”.
¿Siente que está vetado?
“Sí. El problema mío está en dos o tres personas que pueden tener algún peso en el fútbol profesional. He disputado seis títulos, gané cinco y mis equipos son ordenados y de buena cultura en cuanto al juego (…) No voy a nombrar a los directivos, pero está comprobado. Es fácil saber los contratos que he hecho valer, porque solo puedo vivir del fútbol. De pronto, cuando hay un equipo que ha estado en malas condiciones, me han llevado y les ha importado que los directivos llamen y digan que estoy vetado”.